Nostalgia de la Guerra Fría

Checkpoint_Charlie_signTodavía a veces me pierdo en Berlín y tengo que meter la mano al bolso para sacar el mapa de la ciudad y saber dónde estoy. Esta mañana buscando una dirección por los lados de la Friedrichstrasse de repente me di cuenta de que estaba casi enfrente de Checkpoint Charlie. Hace muchos años, la primera vez que vine como turista a Berlín, visité el sitio, y cómo no, compré el típico souvenir, un imán para la nevera con la leyenda “You are living the American sector” en las cuatro lenguas activas en la ciudad de Berlín en aquel entonces cuando quedó dividida en sectores.

Checkpoint Charlie / Berlin
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No es difícil darse cuenta de que uno está en una de las zonas más turísticas de la ciudad por la cantidad de gente con pinta de turistas que merodea por ahí, la cantidad de tiendas de souvenirs y de snackbars y cafeterías, todos a tope de gente hambrienta de comida chatarra y de parafernalia de la guerra fría. Esta mañana había un chiringuito en la calle en donde se podían comprar unas horribles máscaras antigases letales. Varios chicos se divertían probándoselas. Qué buenos tiempos son estos, pensé, en que las cosas más horribles de la guerra sólo son tema de diversión. Ojalá siga siendo siempre así por mucho tiempo.

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Iheartberlin.de

Berlín es una ciudad que vive de su pasado reciente. Esto es lo que más viene a buscar la masa de turistas que llega a diario y a lo largo de todo el año a la ciudad. Vienen a ver una ciudad en la que las cicatrices de la guerra fría todavía no se han borrado del todo. Y cuando se han borrado –como el famoso muro del que ya casi no queda nada– entonces se ‘reconstruye’ con el objeto de que perdure en la memoria la infamia, claro, pero también para sacarle provecho vendiéndoselo al turismo. Hay que aprovechar que la gente tiene nostalgia de esas épocas de la cortina de hierro, de la Stasi y sus excesos, de la hoz y el martillo, para vender la historia al mismo tiempo que camisetas, jarros de café, paraguas, broches… y hasta estatuitas de Marx y Lenin, ¡quién lo hubiera dicho! Ahora nadie le tiene miedo al comunismo, al contrario, el comunismo se ha vuelto cool.

Pero la fascinación no se reduce al turismo. Entre los alemanes, y los berlineses en particular, todo lo que tiene que ver con la antigua RDA (la Alemania comunista) está de moda. Los cafés hype (innovadores) de Prenzlauerberg tienen ahora un decorado al estilo de los años cincuenta y sesenta. Los diseños de muebles y objetos de esa década tienen gran demanda. En las tiendas de viejo, las mesas, sofás, butacas de esa época están bien cotizados. Sobre todo, porque lo más probable es que estos muebles provengan de una familia de la ex RDA, pues esa gente, a falta de poder comprar con frecuencia nuevos objetos como hacían en occidente, conservaban bien lo que tenían. Ahora los diseñadores copian alegremente esos modelos.

GoodByeLeninDespués de la película Good bye, Lenin! en 2003 han aparecido montones de exitosas nueva películas, series de televisión, novelas en los que el tema es la vida en la Alemania oriental. No todo era tan malo en ese entonces, piensan los viejos Ossis que aún siguen teniendo alguna simpatía por el antiguo régimen, y cada vez están más convencidos de que el gobierno de Erich Honecker era sin duda mejor que el de Angela Merkel. En parte porque odian a Merkel por su política generosa hacia los refugiados y en parte por aquello de que todo tiempo pasado fue mejor.

En esta página que me encontré el otro día en internet sobre la Berlín de los ochenta, hay un tipo que se queja porque las enormes y feas torres de apartamentos que se construyeron entonces en la RDA se ven hoy como cicatrices en la nueva y gentrificada Berlín de estos días. A esta queja responde un Ossi en esa misma página que esos feos apartamentos fueron la solución de vivienda para tanta gente, y que él tiene gratos recuerdos de su infancia y juventud en una de esas torres.

Ahora que la vivienda se ha vuelto un problema grave en Berlín, que muchos jóvenes y gente de escasos recursos no tienen dónde vivir porque los precios se dispararon con el creciente turismo y la gentrificación, no estaría mal que las autoridades miraran el modelo de vivienda popular de la vieja RDA. No para que construyan torres feas, sino para que se preocupen por llenar la demanda de vivienda de los berlineses de menos recursos y no solo la de los ricos. Que al menos sirva para algo la nostalgia por el comunismo.

Esta mañana había una pequeña cola para entrar al museo de Checkpoint Charlie. Uno de estos museos que es más un atrapaturistas que un verdadero sitio de interés. Y la visita, naturalmente, concluye en la tienda de recuerdos.

 

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