El año próximo Carlos Marx cumpliría 200 años. Por ese motivo, el Gobierno chino le quiere regalar a la ciudad alemana de Trier, Tréveris, en español, en la frontera con Luxemburgo, una estatua de Marx de más de seis metros de altura. ¡Más de seis metros!
Para que los habitantes de la ciudad se hagan una idea, pusieron provisionalmente en el sitio esta silueta de madera con las dimensiones de la obra. Desapercibida no va a pasar.

Marx nació en Tréveris, y desde hace algún tiempo la ciudad se ha convertido en lugar de peregrinación de jóvenes asiáticos, sobre todo chinos, hoy día casi los únicos comunistas convencidos que quedan en el mundo. Bueno, quizá no los únicos, también habría algunos cubanos, y otros pocos norcoreanos, pero estos últimos no pueden permitirse el lujo de peregrinar a la Renania-Palatinado a visitar la cuna del ídolo.

El alcalde de Tréveris estaba encantado con la idea. Si la casa de Marx, que ahora es un museo bastante modesto, servía como pequeño punto de atracción para el turismo, qué no esperar de una gigantesca estatua del hijo más famoso de la ciudad. La estatua es un diseño del escultor chino Wu Weishan. El alcalde dice que le gusta especialmente por su sencillez. Pero parece que no todo el mundo en la ciudad está igual de encantado, y de hecho se ha generado una pequeña controversia de la que todavía no se sabe cómo va a terminar.

¡Cómo van a aceptar un regalo de China, un país en donde se violan los derechos humanos! Argumentan algunos treverisinos. Pero la principal objeción de la gente es que la estatua es demasiado grande. Además, antes que de Marx, la ciudad está orgullosa de sus ruinas romanas, quieren que los turista vayan a ver la Porta Nigra, o la Abadía de San Mateo en donde estarían los restos del santo. Y después que vean la casa de Marx, si quieren. Pero una estatua de 6 m 40 sería demasiado dominante, sería un Mega-Marx, y cambiaría esta relación.
Por el momento, los habitantes están dando sus opiniones, y con base en éstas el Concejo municipal decidirá pronto si aceptan o no el regalo. Pero el alcalde está entusiasmado. Cualquier cosa es buena para estimular el turismo. La figura de Marx es sin duda una excelente adición a las ruinas romanas y San Mateo. A más turismo, más plata en las arcas del ayuntamiento. El gran crítico del capitalismo terminará convertido él mismo en mercancía.
No sería la primera vez que la ciudad usara a Marx como atractivo turístico. Hace tres años el artista Ottmar Hoerl puso frente a la Porta Nigra 500 estatuas rojas y anaranjadas de Marx de un metro de altura. No sé cuál será la simbología de estos mini Marx aunque sean muchos, pero se me ocurre que, tal vez, la de sugerir que ya nadie le teme a Carlos Marx, un enano colorado. Y a diferencia de la estatua de Wu Weishan, no era una obra permanente.
La súper estatua me hace pensar en la Karl Marx Allée, una arteria importante de Berlín este. Una avenida bastante adusta, por no decir fea, que más parece una autopista. Marx era tan importante en la Alemania oriental que había que darle una de sus más grandes calles, no se merecía menos. Eso podría explicar también la magnitud de la estatua del escultor chino.
Sea lo que sea lo que decidan los habitantes de Tréveris, lo cierto es que luego de casi treinta años de la caída del modelo soviético, el nombre de Marx se ha distanciado de aquel tipo de régimen, y su análisis está siendo recuperado por economista y filósofos para criticar el modelo de capitalismo despiadado imperante estos años. El análisis marxista ha regresado para quedarse. ¿Quién tiene hoy miedo de ser acusado de comunista, algo que ya no tiene vigencia histórica? Porque el comunismo chino es una historia aparte.
Excelente artículo como siempre, Saludos.
Me gustaMe gusta
Me encantó la elegante acidez de tu comentario!!!
Me gustaLe gusta a 1 persona