El expresionismo de Ernst Ludwig Kirchner y Emil Nolde bajo la lupa del colonialismo

Cómo se cuela, de manera sutil y despiadada a la vez, la ideología colonialista en el lenguaje visual de dos de los más grandes artistas alemanes del siglo XX.

Mujer, Hombre y Gato, Emil Nolde, 1912

Este es el tema de la exposición que se puede visitar por estos días en el Stedelijk Museum de Ámsterdam. Nada más por su temática, esta exposición, que es el resultado de una investigación de años hecha por antropólogos, historiadores del arte y museólogos, nos sorprende desde el principio.

Estamos acostumbrados a ver el expresionismo alemán desde una perspectiva puramente estética, en la que poca cabida tienen las consideraciones de orden ideológico. La muestra del Stedelijk ofrece ahora una mirada crítica al trabajo de dos grandes artistas alemanes, miembros del colectivo Die Brücke, que se pretendió como un movimiento que “quería hacer una forma más honesta de arte, y quería romper con la tradición burguesa”.

Pero, ¿se podía romper con la tradición burguesa en la Alemania colonialista de las primeras décadas del siglo XX? El arte, como toda construcción humana, no escapa a la influencia del contexto social e histórico en el que se produce. Las nuevas escuelas siempre se proponen acabar con las anteriores, pero el mundo suele ser más complejo que una mera formulación estética que a los nuevos artistas les resulte ahora obsoleta. No bastaba con distanciarse del Impresionismo para atacar los valores burgueses imperantes.

En 1884 tiene lugar en Berlín una conferencia entre 14 países europeos y Estados Unidos cuyo propósito es repartirse el territorio africano y Oceanía. A los países que le correspondieron, Alemania los llamó ‘protectorados’, pues se suponía que el Estado alemán estaba allí para protegerlos. Desde entonces esta forma soterrada de colonialismo estará presente en todas las manifestaciones culturales de la sociedad alemana: en anuncios comerciales, películas, en la industria del entretenimiento, y particularmente, en los museos etnográficos, entidades que comenzaron a tener auge en esos años. De 1880 a 1900, los museos etnográficos de Alemania funcionaron como laboratorios de investigación para el estudio de la diversidad humana a través de su material cultural.

Figura y Máscara, Emil Nolde, 1911

Muchos artistas de esta generación de comienzos del siglo estaban interesados en culturas no europeas. De esta manera sentían que experimentaban con estilos de vida antiburgueses. La gente y las imágenes del arte africano y asiático que descubrían en esas primeras décadas del siglo se reflejaba en su arte, y con esto contribuyeron, según los curadores, a generar estereotipos racistas.

Se sabe que entre 1909 y 1912, Nolde y Kirchner pintan y dibujan a artistas e intérpretes negros, a quienes consideraban como Naturvölker, inspirados en imágenes que habían visto en el Museo de Etnología de Dresden. En los dibujos de Kirchner aparecen con frecuencia mujeres negras desnudas en lo que se pretendía como “en armonía con la naturaleza”.

Bailarina negra, Kirchner

En 1913/14, Nolde viajó con su esposa a Papúa Nueva Guinea (en ese entonces territorio adjudicado a Alemania), y describe su expedición a esas tierras como “un estudio de las características raciales de la población”. Las imágenes creadas por el artista eran una tipología de los diferentes colores de piel y tipos de cabellos, comparables con los gráficos de cabello y piel que usaba la antropología física vigente esos años. Nolde los pintaba mientras los doctores alemanes examinaban a la gente, o durante las expediciones, que solían hacerse con armas. Aunque Nolde no podía preverlo, por supuesto, sus trabajos inspirados en lo que vio, o en lo que interpretó, contribuirían al estereotipo con que se comenzó a percibir la población de esas lejanas regiones.

Conversación animada, Nolde 1014

Un dato interesante es que durante el viaje de regreso de Nolde y su esposa a Europa, estalló la Primera Guerra Mundial (2015). Los Nolde tuvieron que regresar a toda prisa, y al artista le tocó dejar la mayoría de los cuadros pintados en Papúa Nueva Guinea. Como él había perdido la esperanza de recuperarlos, ya en Europa se puso a reproducir algunos motivos de memoria. Los curadores de la exposición llaman particularmente la atención al hecho de que en estos motivos, sus caracteres aparecen más estereotipados y más racistas que los creados originalmente por Nolde en el lugar. Algo que se ha podido comprobar porque los cuadros originales aparecieron más tarde. Otro ejemplo lo puede ofrecer esta imagen,

para la que Nolde muy probablemente se inspiró en esta otra figura (abajo) perteneciente al Reino de Benín en Nigeria que se hallaba en el Museo Etnológico de Berlín.

La curaduría de la muestra explica que esta pieza es parte de un centenar de obras históricas que se encuentran en ese museo. Se trata de una figura Edo que muestra señales tradicionales de sacrificio en la parte superior de su cuerpo, lo que identifica al sujeto como súbdito del rey y revela sus derechos de nacimiento. Las cicatrices y el atuendo revelan su estatus jerárquico. Todo esto desaparece en la imagen simplificada de Nolde (arriba).

Alemania pierde sus colonias durante la Primera Guerra. Después de esto sigue notándose en el arte de Nolde el interés por lo ‘auténtico’. Durante algún tiempo, Nolde siguió pintando figuras fantásticas que retratan al ‘otro’ como un ser misterioso y espeluznante. Al respecto un detalle interesante que vale la pena resaltar: años más tarde, en 1937, se produce un inesperado giro dramático en la carrera de Emil Nolde (un giro que al final le resultará beneficioso, pero que en esos momentos fue visto como catastrófico para la carrera del artista). Muchas de sus obras fueron seleccionadas por los nazis como ‘obras degeneradas’, y fueron exhibidas en la famosa exposición de ese año en Munich, Entartete Kunst. Las imágenes de las exóticas figuras de negros de Nolde le resultaban repulsivas, y ‘degeneradas’ a las autoridades nazis.

Creo que nunca se le había prestado mucha atención a este lenguaje visual de marcada influencia colonialista, y a su rol en el imaginario que se fue formando en occidente de la apariencia física del ‘otro’, el individuo no europeo. Hasta ahora, cuando el mundo occidental parece haber entrado en un proceso de autocrítica por la dominación, el racismo y la discriminación aplicados durante siglos sobre poblaciones bajo su control. De este proceso hace parte también el gesto de algunos museos europeos que comienzan a devolver a países africanos piezas de arte obtenidas durante saqueos que se produjeron en esos años coloniales.

Stedelijk Museum – Kirchner en Nolde: Expressionisme. Kolonialisme del 4 de sep al 5 dec 2021

*Todas las imágenes reproducidas aquí son fotos mías de obras expuestas en el museo.

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