Cantata Profana (novela breve)

index«Lo que más le gustaba a ella del vino era que, luego de una copa, hasta la joroba que se le insinuaba en la espalda por la curvatura causada por la osteoporosis le parecía que le daba un aire elegante y distinguido. Después de una copa, hasta el falso color castaño oscuro de su pelo le parecía natural. No eran canas disfrazadas, era su color, el que había tenido toda la vida antes de que el cabello comenzara a tornársele gris… La osteoporosis de la edad le había hecho perder varios centímetros de altura, ya no tenía el porte de otras épocas, pero luego de un vino y de aquella blusa tailandesa larga, que a pesar de las groseras incrustaciones doradas no le sentaba nada mal, no veía lo que siempre veía cuando pasaba frente a los espejos, su cuerpo abreviado, disminuido, esmirriado. No veía la deformación de la columna y las otras asimetrías de su anatomía en proceso de desgaste. Incluso se olvidaba de la leve cojera que le quedó después de la operación de la cadera. Leve. Tan leve que prácticamente no se notaba, decían sus dos hijas. Ella sabía que sí se notaba, pero hoy qué importaba.

Leocadia tenía el vino alegre. Siempre fue así. Después de unas copas todo se volvía menos grave, menos trascendente. Las preocupaciones se esfumaban como por arte de magia y la única realidad parecía ser el regocijo presente. No había pasado ni futuro. Esta era la clave: para ser feliz había que vivir en un eterno buen presente».

Dos párrafos de mi novela breve Cantata Profana, una autopublicación reciente.

A los que tengan curiosidad por saber qué más hay detrás de la carátula, aquí está la Cantata en edición impresa y la Cantata en Kindle.

El diseño de la cubierta es de Verónika Chaves, una ilustradora preciosista cargada de una gran fantasía.

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2 comentarios

  1. Libro escrito en un estilo hermosamente clásico cuya historia sobre una muerte premeditada se va desenvolviendo con suspense, igual como en «Los gatos pardos de la noche», la novela anterior de la autora. Salvo que en el caso de «Cantata profana» se adentra más a fondo en una serie de personajes relacionados con la protagonista. En breve espacio, en 140 páginas nomás, nos enteramos de la índole de cada uno de ellos que juntos forman un mundo variado y completo. Es como asistir a una larga pieza de teatro o una película que no nos deja tranquilos hasta conocer el desenlace. Una vez más muestra Amira Armenta su genio para el arte narrativo.

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