¡Feliz mercado de Navidad en Alemania!

vladimir-virginPorque la felicidad de la navidad está en el mercado.

Todo me había esperado yo menos que en el escaso año que llevo viviendo en Alemania iba a aprender sobre el cristianismo más de lo que he aprendido en toda mi vida. Y advierto que he tenido en la infancia y adolescencia mi buena dosis de catecismo, misales, vía crucis y monumentos de Semana Santa. Aunque debo agregar que me escapé de las Novenas de Navidad porque mi papá decía que era ateo y por eso los vecinos nunca nos invitaban. Una lástima porque, después de la oración dicen que se arma la fiesta.

adviento_4Pues bien, ahora estamos en el Tiempo de Adviento, que según la Wikipedia es la fecha en que se inicia el año litúrgico cristiano y empieza a contar cuatro domingos antes de Navidad. Yo me enteré de que comenzaba el adviento por los anuncios en los centros comerciales de Berlín. Estamos en adviento, se lee por todas partes, días de regocijo, villancicos, guirnaldas, árboles de navidad que cada vez son más grandes y están tan cargados de adornos que ya no se les ve una rama. Y, sobre todo, tiempo para comprar, comprar y seguir comprando. Regocijo, en efecto, para los comerciantes. Yo no sé si el alemán medio sabe lo que es de verdad el Adviento, lo que sí saben es que es una época en la que se compra y se consume desproporcionadamente más que en el resto del año.

berlin-christmasEstando aquí me he enterado del fenómeno del ‘mercado navideño’. Resulta que este país es la cuna de estos mercados cuyos orígenes se remontan al siglo XV. No hay ciudad o pueblo por pequeño que sea que no arme su mercado con la más variada parafernalia navideña que sea dado imaginar. Dicen que en la ciudad de Berlín nada más se cuentan este año más de cien mercados, en donde el ambiente no es tanto de ‘feliz navidad’ sino de ‘feliz mercado de navidad’. Estrellas de todas las dimensiones iluminadas y titilando, manadas de renos, Rodolfo y su nariz roja, cabalgando con luces por los aires, papanoeles vendiendo bolas y guirnaldas de colores. En fin, un ambiente de feria en donde todo es, ¡ahhuff! artificial, falso y kitsch.

Ahora este tipo de mercado de estilo alemán se puede ver en muchas ciudades de Europa, atestados de gente comprando cosas inútiles y pretendiendo que es el espíritu de la navidad.

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Kollwitzplatz

A mí por lo general me gustan los mercados callejeros, los mercadillos de Berlín en particular. Me gusta el ambiente de estos mercadillos de barrio con sus puestos de frutas, sus verduleros gritando a veces el precio del medio kilo de zanahorias, el puesto de pescados y mariscos, ropa buena de segunda mano, el tenderete con artesanías, el quiosco en el que nos paramos un rato a tomar un capuchino y calentarnos de paso si está haciendo frío, la señora que vende flores, los quesos, las aceitunas, las mermeladas de fabricación artesanal. Caminar un sábado por la mañana por uno de estos mercadillos, husmear, curiosear por entre los tenderetes es toda una experiencia recomendable. Uno de mis preferidos es el mercadillo de la Kollwitzplatz. Hay que ir allí un jueves o un sábado (no en época navideña) para saber de qué hablo.

Pero otra cosa muy distinta son los mercados navideños. Posiblemente en sus orígenes tuvieron buenas intenciones, ligadas a los sentimientos religiosos de la gente, pero ahora, fuera de que es un enorme negocio, es una experiencia sofocante. Como dije, los puestos están atiborrados de toda clase de objetos y figuras navideños de una cursilería espantosa, la mayor parte de los cuales de mala calidad, made in China. Para la gente como yo, que le tiene horror a la proximidad de las masas comprando, lo mejor es evitarlos. Porque a medida que se va acercando la fecha de navidad los mercados se van haciendo más densos de gente.

gendarmenmarktEstos mercados son como una plaga que se toma la ciudad y se apropia de los mejores sitios, las mejores plazas, las avenidas, dejándonos por fuera a quienes no nos gustan. Así, por ejemplo, por estas fechas no se puede ir a la Gendarmenmarkt –algunos dicen que es la plaza más hermosa de la ciudad, y yo me lo creo– a admirar las cúpulas de las catedrales francesa y alemana, y la sala de conciertos. No se puede porque el enorme mercado que instalaron allí bloquea el paso y tapa la vista de todo lo que no sea la mercancía navideña. No se puede ir a caminar por Alexanderplatz, por lo mismo. Y la Potsdamerplatz… es mejor evitarla.

francisco
Pinterest

¡Cien mercados de navidad solamente en Berlín! ¿No es esta súper comercializada navidad una locura? Ojalá el Papa Francisco, siempre tan oportuno y razonable en sus comentarios, diga algo contra el desbordado consumismo de las épocas navideñas.

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