¿Es esto lo que quiere Netanyahu?

En respuesta a los recientes ataques en Copenhagen, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha hecho un llamado a los judíos de Europa para que emigren a Israel.

¿Se habrá vuelto loco el señor Netanyahu? ¡Se imaginan qué sucedería si el casi millón y medio de judíos que vive hoy en Europa decidiera emigrar de repente a Israel, un país que vive en medio del conflicto más complejo de la historia contemporánea, ademas de que cuenta con cerca de ocho millones de habitantes!

Aunque es verdad que el Estado de Israel se ha caracterizado desde sus comienzos por invitar y acoger bien a todo el que pueda demostrar su autenticidad como judío, una súbita llegada de una masa de gente correspondiente a casi una sexta parte de la población local no sería para nada buena idea. De hecho, sería catastrófico.

El Estado de Israel ha ampliado, ocupando suelo palestino, numerosas áreas de colonización para construir vivienda para los ciudadanos israelíes. Si llegaran súbitamente un millón y medio de nuevos residentes, probablemente tendrían que ampliar aún más la frontera residencial a costa de territorio palestino, agravándose los problemas locales y regionales entre árabes y judíos, y generándose más violencia en la región. ¿Es esto lo que quiere Netanyahu?

Pero, además, ¿es de verdad necesario que los judíos de Europa emigren a Israel debido a los ataques terroristas de los que han sido víctima en los últimos años? ¿Están los judíos de Europa siendo hostigados, perseguidos y atacados a la manera como lo fueron en las primeras décadas del siglo XX? Cualquiera que oye a Netanyahu creería que sí.

Los ataques que se han producido contra sinagogas, cementerios, escuelas y comercios de judíos son obra de grupos aislados de radicales musulmanes que son ampliamente rechazados y condenados por toda la sociedad, incluyendo a las mismas comunidades musulmanas de esos países. Esos ataques no son obra de ningún Estado, ningún Gobierno o partido político. Al contrario, la comunidad judía de Europa sabe que cuenta con el apoyo y la solidaridad del resto de los europeos. Ser judío está mejor visto que nunca en Europa. Hoy día todo el mundo querría ser judío.

El antisemitismo lo expresan hoy grupos ultra minoritarios que no tienen ningún poder político ni capacidad de convocatoria. Lo único que tienen son las armas que usan para agredir no sólo a los judíos sino lo que perciben como valores occidentales. Pero lo que está bien claro es que los agresores, si bien logran hacer un tremendo daño, están en el lado perdedor del tablero de juego.

Algo paradójico en este llamado de Netanyahu es que podría resultar en que una familia judía emigre a Israel para ponerse a salvo de las bombas en París, o en Copenhagen, para terminar pereciendo en algún bombardeo en Jerusalén o Tel Aviv. Israel es un Estado altamente militarizado que vive en medio de naciones enemigas, en una región conflictiva y en estado permanente de guerra o de alerta a la guerra. ¿Por que sería más seguro vivir en Tel Aviv que en Ámsterdam?

Uno de los museos pequeños que más me gusta de Ámsterdam es el Museo Histórico Judío (Joods Historisch Museum). El museo organiza con frecuencia exposiciones bien documentadas de artistas judíos de todas las épocas. Cada vez que hay un atentado en alguna parte de Europa, el museo, como es natural, refuerza sus controles de ingreso. Asignan más personal de seguridad, hay que pasar bajo un portal detector de metales, abrir los bolsos, etc. Con el paso de las semanas y los meses las medidas se suavizan hasta que vuelve a producirse otro atentado en alguna parte, entonces recomienzan las disposiciones de estricta vigilancia. Hace años que funciona así, y que yo sepa nunca ha cerrado las puertas por razones de amenazas o sospechas fundadas de ataques. Es decir, este museo, como todas las instancias judías de las ciudades de Europa, se ha acostumbrado a funcionar de esa manera, bajo un régimen de vigilancia más o menos permanente.

Esto no es lo ideal, por supuesto. Pero ¿no es así también como se vive en muchas partes del territorio israelí, en continuo estado de alerta? Y, ¿no es así como se suben a los aviones a diarios decenas de miles de personas en todo el mundo siendo inspeccionados hasta en los zapatos no sea que alguien introduzca un arma o un artefacto para hacer explotar el avión en el aire?

¿Está en capacidad Netanyahu –quien dicho sea de paso está pensando sobre todo en las próximas elecciones-  de ofrecer en Israel al millón y medio de judíos europeos más seguridad de la que tienen ahora en sus respectivos países europeos?

El pueblo judío tiene una larga tradición histórica de destierro, proscripción y aniquilamiento. Ya hubieran querido que su situación en la España de finales del siglo XV, o en la Alemania de la década de 1930 se pareciera a la de hoy.