Septiembre en Nueva York

082Una de las cosas que más recuerdo de las imágenes del 11 de septiembre de 2001 con los avioncitos estrellándose contra las torrres gemelas es el cielo tremendamente azul y limpio de la ciudad aquel día. La línea del horizonte de Manhattan enmarcada en el azul intenso de esa hora de la mañana. Rhapsody in blue, pero de día. Tras la enorme nube gris y ceniza de las torres desplomándose seguía brillando el sol.

¿Quién no conoce la canción del Gran Combo de Puerto Rico, Un verano en Nueva York? «Si te quieres divertir … sólo tienes que venir, un verano en Nueva York«. Con esa canción en mente eché a caminar por las larguísimas calles de Manhattan este (final de) verano septembrino en Nueva York. Con su cielo extremadamente azul naturalmente, como en esta foto que tomé desde la High Line, uno de los parques urbanos más originales que he visto alguna vez:

BlueSkyTambién desde allí tomé esta foto de la enorme cartelera de Gilbert&George, Waking (1984):

Gilbert&George-Waking 1984La verdad es que no sé si me gusta del todo, pero mientras la veía, encima de un parking y con un fondo de gran ciudad, esta obra parecía haber sido hecha para estar colgada allí.

Y también andando por la High Line hice esta otra foto que me hizo pensar en Edward Hopper, en las casas en donde vive o por donde pasan los personajes solitarios de Hopper: 103

Menos la sombra…. quizás.

Y ésta: metal, vidrio y concreto, y otra vez el cielo azul al estilo Windows. El occidente del bajo Manhattan se está recuperando y la ciudad crece y crece con su estilo horizontal:

Metal y concretoNueva York en septiembre vale la pena. No solo por el clima, ni frío ni calor sino esa deliciosa temperatura de finales de verano cuando los colores del Central Park ya son cada vez menos verdes anunciando el colorido del otoño. Sino porque por estas fechas comienzan a pasar toda clase de cosas interesantes en el mundo de las bellas artes.

Por toda la ciudad, en las esquinas, en las ventanas de los quioscos de periódicos y dulces, este póster:

Eugene OneginAl principio yo pensaba que se trataba del anuncio publicitario de algún perfume, pero no. Son Anna Netrebko y Mariusz Kwiecien en sus roles de  Eugene Onegin en la Metropolitan Opera, con el maestro Gergiev en la dirección de la orquesta. Según el New York Times la noche del estreno se produjo una pequeña conmoción frente al teatro. Varias semanas antes un grupo de activistas gay habían estado recogiendo firmas para pedirle al Met que dedicara la noche del estreno a los gay rusos, como protesta por la ley de Vladimir Putin que prohíbe propaganda relacionada con las relaciones sexuales no tradicionales. Como todo el  mundo sabe, Gergiev y Netrebko son amigos de Putin. Parece que no llegó mucha gente a protestar, no importa, la suficiente en todo caso  para que se hablara al día siguiente en la prensa. Lo curioso es que Tchaikovsky mismo tiene alguna reputación de gay. Y yo diría que incluso Onegin no está completamente exento. ¿Se habrá enterado Putin?

Pero con esos precios – ¡445 dólares por asiento! – la Metropolitan Opera no está al acceso de todos los bolsillos. En cambio la enorme oferta de museos  de NY es más generosa y está al alcance de cualquiera. El Metropolitan Museum of Art es prácticamente gratis y los otros grandes museos, el Whitney, el MOMA, la Colección Frick, el Guggenheim, para nombrar sólo los más conocidos, son relativamente baratos teniendo en cuenta la calidad de lo que ofrecen.

En el MOMA, en las salas de arte contemporáneo, me llamaron la atención estas obras de artistas que no conocía:

RobertLongo Pressure del artista estadounidense Robert Longo. La obra es de 1982.

Sophie TottieWritten Language (line drawings) de la sueca Sophie Tottie, 2008, que por alguna razón me hizo recordar a la artista colombiana Miriam Londoño.

El Anatsui 2Y sobre todo ésta, titulada Bleeding Takari II, 2007, del artista ghanés El Anatsui. Alambres de cobre y aluminio. Qué fuerza tiene.

En el Whitney, como siempre, Hopper. Esta vez se podían ver los estudios previos de algunos de sus trabajos más conocidos, como Nighthawks: Hopper_StudyNightHawk_6001

Fascinante ver el proceso de creación de estos trabajos. Y a propósito, están haciendo otro Whitney por los lados de Chelsea. ¿Un motivo para volver a NY en 2015?

Whitney 2015

BalthusEn el Metropolitan había una exposición de Balthus, niñas y gatos, en un universo balthusiano que en estas épocas algunos calificarían de pedofílico. ¡A quién le importa, arte es arte!

Balthus2

Pero lo mejor de todo en el Metropolitan estaba esta vez arriba, en el jardín de la azotea. La obra está plasmada en el suelo y es del artista paquistaní Imran Qureshi. Hice varias fotos con mi vieja Canon que hace fotos de pobre calidad, como ésta:

Qureshi5

Por eso pego aquí enseguida estas dos de la página web del Met que le hacen mejor honor a la obra:

imran-qureshi-6Y esta otra:

pakistani-artist-imran-qureshi-rooftop-metropolitan-museum-of-art-new-york-1¿No es fantástico? Qureshi comenzó a utilizar el rojo acrílico como reacción a una serie de bombardeos que sucedieron hace uno años en Lahore. El resultado tiene un toque de antigua tradición oriental y su sutileza y otro de escena del crimen. Lo que queda después de una acción terrorista en un lugar de una ciudad en cualquier parte del mundo. Ese día casualmente había sido Nairobi, 67 muertos.

Qureshi trabajando en la azotea del museo.

Y a propósito, por esos mismos días la Asamblea General de Naciones Unidas en su sede de NY se encargaba de crear un tráfico espantoso en las calles aledañas al edificio de la ONU. Las armas químicas de Siria, el nuevo presidente de Irán, el Consejo de Seguridad, etc., etc.. Naciones unidas, esa pequeña versión de la sociedad mundial, multiétnica, multiracial, multilingue, multicultural… como una isla incrustada en pleno Manhattan. Los neyorquinos sólo se enteran de que esto existe porque todos los septiembres hay una semana en la que por esos lados no hay sitio para aparcar el auto.

Volviendo a la canción del Gran Combo de PR, si te quieres divertir un verano en NY… entonces mejor no bajes al metro. Cada bajada al subway de NY es como un descenso a los infiernos. Debo aclarar que yo me imagino el infierno no sólo como un horno encendido sino sobre todo como un lugar extremadamente ruidoso. El nivel de ruido de la ciudad es ya considerablemente alto, pero el ruido ensordecedor del metro no tiene igual con el de ningún otro metro que yo conozca. Tal estridencia no es precisamente divertida … y sin embargo hay algo de horroroso y fascinante en ese túnel penumbroso de hierro. Algo de esto intenté captar en estas dos fotos:

Subway2

Subway3

Sin éxito evidentemente en cuanto a lo de fascinante.

Y cuando sales del metro ya está en pleno Little Italy. Ese día había fiesta en la Mulberry Street. Los restaurantes estaban a tope. La calle se veía así:

LitItaly2

En esta calle se desarrolla una escena del Godfather 2, también un día de fiesta y creo que Robert de Niro debía matar a alguien. Casi no se podía caminar.

Como en casi todas partes, también en Nueva York se están extinguiendo las librerías. Antes había librerías en todos los barrios, ahora hay que esforzarse para encontrar una. Afortunadamente todavía está ahí, en la Prince Street, la McNally Jackson Books,a la que es una delicia entrar. Puedes sentarte horas a mirar los libros, y tomar un buen latte. Ahí compré una edición en inglés de los últimos cuentos de Bernhard Schlink, Summer Lies.

Hacía diez años que no iba a Nueva York, y no bien llegar que sentí el olor de la ciudad. El olor de mis recuerdos. Yo digo que Nueva York huele a lavado en seco, dry cleaning, a tintorería. Un olor a caliente y a planchado que se te atraviesa cada vez que pasas frente a una de las tantas lavanderías. Un olor de verano.

Un comentario en “Septiembre en Nueva York”

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