
El pasado 13 de mayo tuvo lugar en Berlín la ceremonia fúnebre más inaudita que uno se pueda imaginar. Un cajoncito que contenía unas 300 pequeñísimas piezas de tejido humano fue enterrado en el cementerio berlinés de Dorotheenstadt, en una ceremonia interreligiosa oficiada por un rabino, un sacerdote y una pastora luterana.
Otra historia nazi, de esas que setenta años más tarde todavía se siguen descubriendo en este país. El artículo apareció hace unos días en la web de Revista Desbandada. En este enlace: https://revistadesbandada.com/2019/05/21/el-microentierro/
Así es, y gracias a ese metodismo y orden, muchas cosas han podido saberse después, porque las dejaron bien documentadas. Gracias por tu comentario.
Me gustaMe gusta
Que escalofríos! Esta gente tan metódica hasta para matar por orden alfabético… suerte que no pudieron aguantar las fronteras del imperio de la muerte que diseñaron. Por desgracia otros sí que aguantan, pero eso ya es otra historia. Buen finde!
Me gustaLe gusta a 1 persona