
En asuntos de maltrato a los inmigrantes, si por Estados Unidos llueve, por Europa no escampa.
Hoy día, Donald Trump es solo la cabeza más visible de una lista cada vez más larga de líderes de ideas extremistas que gobiernan en el mundo. O que están a la espera de gobernar, con bastantes posibilidades de lograrlo, teniendo en cuenta el aumento en las intenciones de voto que reciben sus partidos. En Europa, estos partidos de corte nacionalista y populista se han beneficiado de la crisis migratoria que comenzó en 2015, que todavía no se resuelve, y que hoy tiene tambaleando la coalición de gobierno de Angela Merkel en Alemania. También, se aprovechan y estimulan el miedo de los electores a lo que ellos llaman una “pérdida de la identidad nacional” como consecuencia de la entrada de extranjeros a sus países.
Los principios claramente fascistas que defiende esta gente ya representan en muchas partes la corriente mayoritaria.
He aquí algunos de los principales donaldtrumps europeos. Hacen parte de la Unión Europea, pero como han señalado algunos analistas, esta unión no les interesa, y promueven en realidad una Desunión Europea. Se les puede llamar donaldtrumps porque, al igual que su contraparte estadounidense, todos se caracterizan por promover el odio, estimular equívocos sentimientos nacionalistas del estilo America First, despreciar las instituciones democráticas, y pisotear los valores humanitarios sobre los que se construyó la democracia occidental:
Victor Orban (primer ministro de Hungría), es una de las principales estrellas de este inglorious club. Su partido, Fidesz (Unión Cívica Húngara) ganó por tercera vez las elecciones. Dice que los inmigrantes son un “veneno” para la nación; para evitar que entren, construyó una enorme valla en la frontera sur de Hungría. Sus modelos de gobierno son la Rusia de Vladimir Putin, y la Turquía de Recep Tayyip Erdogan, otras dos joyitas que se integrarían bien en este grupo de familia.
Jarosław Kaczyńsk (Polonia), aunque no tiene cargo público y está muy enfermo, es el líder de hecho del partido en el poder, Ley y Justicia, ultraconservador, xenófobo, promotor de reformas legislativas autoritarias. El ala más extrema de este partido tiene como blanco de ataque a los grupos de derechos humanos, feministas, activistas pro-inmigración, y a cualquiera que critique al gobierno.
El Gobierno de Austria, compartido por el joven conservador de derechas Sebastian Kurz (Partido Popular Austriaco, ÖVP), y el ultraderechista Heinz-Christian Strache (Partido de la Libertad Austriaco, FPÖ), es un buen ejemplo de cómo los conservadores se están dejando arrastrar desvergonzadamente hacia posiciones extremas, flirteando con el fascismo. No es un secreto que el FPÖ fue fundado en los años 1950 por exnazis. Strache y Kurz anunciaron su programa de gobierno en la colina Kahlenberg, en las afueras de Viena. En ese mismo lugar, en 1683 se detuvo la invasión del imperio otomano en Europa. Parece que, trescientos y pico de años más tarde, estos gobernantes siguen viendo la política exterior como una pelea entre moros y cristianos.
Matteo Salvini (Italia), líder del partido abiertamente xenófobo, Liga Norte. Ahora es ministro de Interior en la recién inaugurada coalición de gobierno con el Movimiento 5 Estrellas (en el extraño matrimonio entre un partido populista de derechas y un movimiento antisistema). Dicen que como carácter psicológico, Salvini es el más parecido a Donald Trump, por su retórica racista y su estilo ordinario de expresar su rechazo de las normas democráticas. El periódico El País de España publicó hace unos días un excelente artículo, ¿Se ha vuelto Italia xenófoba?, que recuerda el largo pasado de emigración que tienen los italianos, y trae particularmente el caso de los Salvini: “Centenares de Salvini han paseado por el planeta sin conocer fronteras desde finales del siglo XIX. La primera fue una mujer y desembarcó de la nave Europa en el puerto de Ellis Island de Nueva York en 1873. Se llamaba Tomassa. La siguieron otros 254 con el mismo apellido, que escaparon de su país con una mano delante y otra detrás y echaron raíces en toda América…”. Ahora este Salvini ha decidido cerrar los puertos italianos a la inmigración (que se ahoguen en el mar) y expulsar a los gitanos.

En Europa hay muchos más líderes de esta calaña en ascenso, ganando escaños en los Parlamentos nacionales, y preparándose para dar el salto al poder. Este es el caso de la AfD (Alternative für Deutschland) en Alemania, que en pocos años se ha convertido en la tercera fuerza política en el Bundestag (Parlamento); el Frente Nacional en Francia, que en las pasadas elecciones no le pudo ganar a Macron pero están bien afianzados para la próxima vez; en Holanda, el PVV, Partido por la Libertad de Geert Wilders, y un nuevo partido de ultraderecha, Foro para la Democracia, de Thierry Baudet, más elitista que el anterior, e identificado con la subcultura del alt-right (blancos, supremacistas, neofascistas). Una alianza entre estos dos podría traducirse en buenos votos; o la Asociación Popular Amanecer Dorado, en Grecia, de clara ideología neonazi. A la bandera de este partido le falta poco para ser una esvástica.
Lo más preocupante es que, mientras estos partidos más dejan ver su catadura euroescéptica, anti globalista, nacionalista, contra la inmigración y el islam, pro-valores tradicionales, xenófoba y racista, más aumenta la simpatía hacia ellos por parte de muchos sectores de la población. Creo que no es realista pensar que este proceso vaya a dar vuelta atrás en los próximos años. Lo que se impone hoy es un trumpismo en su versiones europea, rusa, turca, y más.
En fin, al paso que vamos, no es muy feliz el panorama político que nos espera en el futuro inmediato.
Hola Amira,
Es muy preocupante esa dirección que tantos países estan tomando. Valdría la pena entender porqué. ¿Que mueve a tantos paises en Europa a girar a la derecha? Supongo que no es solo la cantidad de inmigrantes que tocan sus puertas. Sería interesante un análisis al respecto,
Gracias y abrazos,
Miriam
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Hola Miriam, este es uno de los temas grandes en el debate político y cultural en estos momentos, ¿por qué estamos dando este giro peligroso hacia posiciones extremas? Especialmente después de la catastrófica experiencia del nazismo, que no está muy lejos en la historia.
La inmigración no es lo único, pero es sin duda un componente importante, por aquello del miedo al otro. Sobre todo si, como en el caso de Europa, el otro llega con una cultura religiosa que ha sido percibida como enemiga durante tantos siglos.
Hay muchos buenos análisis sobre el tema. Busca en internet. Por lo pronto se me ocurre el libro de Liz Fekete, «Europe’s Fault Lines. Racisme and the Rise of the Right».
Algo más corto, este artículo en The Guardian: https://www.theguardian.com/commentisfree/2017/sep/29/right-social-democracy-dying-europe-afd-far-right-germany
Saludos.
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Si, la época que estamos viviendo es muy desalentadora. Día a día se reivindican los peores prejucios y atavismos humanos que solamente hangenerado históricamente violencia y muerte.
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