Lo que esconden las cristalinas y muy azules aguas del Mediterráneo
Este verano, al igual que varios millones de personas en Europa, decidimos ir a pasar vacaciones cerca de la costa mediterránea francesa. Las bellas imágenes de la Côte d’Azur son una de las grandes mecas del turismo europeo en julio y agosto, con la perspectiva de no solo disfrutar del sol, las playas y el mar sino de la excelente cocina provenzal. ¡Qué delicia! Así llegamos una tarde a La Ciotat, una pequeña ciudad no lejos de Marsella ubicada al fondo de una preciosa bahía. Ese día la temperatura era de 37 grados y un alto nivel de humedad, pero ¡a quién le importa eso cuando está a punto de ponerse el vestido de baño, caminar a la playa que está a pocos metros del hotel y zambullirse en las transparentes aguas del mar más bello del mundo!
Bueno, ya estábamos a punto de hacerlo cuando nos tropezamos con estos dos avisos cerca de la playa:
La playa estaba a tope de gente y en el agua había solamente algunas pocas personas que seguramente no habían leído los letreros, o no les importaba, o no se lo creían, tan pura y transparente parecía el agua.
No es ningún secreto que estamos convirtiendo los mares en unas cloacas, y todo el mundo sabe (¿lo saben?) que el Mediterráneo es el mar más sucio del mundo, pero ¡cómo estarán de mal las cosas que en plena temporada se presentan casos como estos! A pesar de la inmundicia, normalmente tratan de mantener el nivel de contaminación bacteriana en un grado no del todo intolerable con la salud humana, pero al parecer en La Ciotat ese día no había sido posible. ¡Ups!
Acabo de leer un artículo que señala que todos los años el mundo produce más de dos mil millones de toneladas de desperdicios, parte de los cuales va a parar a los mares. Suficientes desperdicios para llenar una flota de camiones de basura y darles 24 veces la vuelta al planeta. Miren esta foto de Thilafushi, una isla artificial creada en las Maldivas (en el océano Índico) para ser utilizada como vertedero.
El humo que se aprecia sobre la isla no es una graciosa nubecilla de verano sino la humareda que se levanta por la quema de la basura. Este no es, por supuesto, el tipo de fotos que usan los promotores turísticos de las Maldivas. Usan fotos como ésta: 
que no hacen sospechar, ni mucho menos, la proximidad de una fuente tóxica. Aunque también es cierto que por los años que corren es muy difícil encontrar en el mundo un sitio completamente libre de tóxicos.
Hace unos meses, durante una conferencia en Mónaco para hablar de la contaminación del Mediterráneo, los científicos dijeron que «hay 250.000 millones de micro partículas de plástico en el Mediterráneo», lo que lo hace uno de los mares más contaminados del mundo. Y un grupo de investigadores de la Universidad de Cádiz encontró que el Mediterráneo es la sexta gran región de acumulación de desechos plásticos del planeta. !Y qué decir de la contaminación marina por hidrocarburos y metales pesados que deja el enorme tráfico marítimo! El Mare Nostrum de los romanos, la cuna de la civilización occidental, podría terminar siendo un basurero.
Es evidente que el mundo está produciendo más desechos de los que es capaz de tratar. Es decir, que no se está actuando de manera sostenible, y las consecuencias de esto serán cada vez más difíciles de ocultar. De seguir así, dentro de algún tiempo ir a nadar en el mar será un recuerdo del pasado. Estaba pensando en esto cuando me llegó al buzón este artículo de la organización ambientalista AIDA sobre un proyecto de llevar los desechos mineros al mar. El artículo menciona el caso de Chile, país en donde «ya no quedan espacios en tierra para depositar estos desperdicios y ahora las empresas mineras apuntan a dejarlos en el fondo del mar». Lo dicho, están convirtiendo el mar en una cloaca.
Desde hace tiempo existen numerosos acuerdos, tratados, convenios, compromisos, etc., etc., de los países para reducir e incluso eliminar la contaminación de mares y océanos. Pero no han servido, básicamente porque el poder de las fuerzas económicas que más contaminan ha sido inatajable. ¿Qué tendrá que pasar para cambiar esto?
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