No es un error tipográfico, es ahora lo correcto
Acaba de suceder en Alemania algo fascinante en un ámbito que nos interesa muchos a los hispanohablantes. La prestigiosa Universidad de Leipzig ha decidido cambiar su reglamento para que en todas las funciones y cargos del personal universitario solamente se use la variante femenina. Es decir que a partir de ahora a los profesores de sexo masculino se les llamará “Herr Professorin”, o sea, “Señor profesora”. Así como también se les dirá ‘señor rectora’, ‘señor decana’, etc. a los hombres que ocupen esos cargos en la universidad.Ello a pesar de que solamente el 40 por ciento del personal docente de la universidad es de sexo femenino, aunque el 60 por ciento de los estudiantes está compuesto por mujeres. Como es de imaginar, las feministas están contentas. Según los especialista en el tema no hay obstáculos jurídicos para que se cambien estas normas, pero es posible que la modificación todavía deba ser aprobada por instancias ministeriales superiores.
El tema del sexismo en la lengua es algo que viene dándole vueltas en la cabeza desde hace cierto tiempo a la población femenina que usa lenguas que definen explícitamente el género con dominación de la forma masculina. Como el español, una lengua particularmente contundente en esta materia. Si se quiere hablar de un grupo compuesto por nueve mujeres y un hombre, automáticamente se habla de ‘ellos’. En otras épocas a esas nueve mujeres no les importaba un bledo convertirse en ‘ellos’, pero ahora sí, ahora muchas piensan que lo lógico es que el único hombre del grupo se convierta en un ‘ella’. ¿Qué proporción se necesitaría para que en un grupo se opte por el femenino o el masculino? ¿Y qué se haría cuando se trate de mitad y mitad? Esto va a generar sin duda fuertes debates.
Parece que especialmente en el mundo universitario alemán se advierte una preocupación por tratar a hombres y mujeres de la misma manera. Una manera que incluya a ambos sexos por igual para evitar que el personal femenino universitario se sienta discriminado. Algunos dirán que con ‘Herr Professorin’ el personal masculino de la universidad se va a sentir discriminados. Pero, como han dicho algunas feministas, las mujeres se lo han aguantado durante tantos siglos, ¿por qué no podrían aguantárselo ahora un poco los hombres?
No es por nada que estas cosas pasen en el país de Angela Merkel. ¿Podrían pasar también en el mundo hispanoparlante? Por ejemplo en un país gobernado por una mujer. ¿En la Argentina de la señora presidente Cristina Kirschner? ¿En la Costa Rica de la señora presidente Chinchilla? ¿O en un país con un gobierno de izquierda como Venezuela en donde la constitución está redactada muy cuidadosamente para tener en cuenta a todas y a todos las/los ciudadanas y ciudadanos?
Bueno, la verdad es que no creo que sea necesario transformar en el español a los hombres en ‘profesoras’ ‘rectoras’ y ‘decanas’. Pero si a la gente le sigue molestando el tema del sexismo lingüistico entonces en algún momento tendrán que buscarse fórmulas que solucionen el problema. Fórmulas neutras, por ejemplo, que hagan caso omiso del género cuando sea necesario. Para eso los remito a una entrada anterior en este blog sobre el potencial de la letra ‘e’ para resolver las discriminaciones de la lengua española.
No es cuestión de gusto – aunque en primera instancia suena feo eso de “señor profesora”- es cuestión de hábito. Después de algunos años de repetirlo nos parecerá normal.
[…] para darle al género femenino la misma visibilidad en la lengua. El alemán, por ejemplo, ha hecho reformas importantes en este sentido. Gracias a estas reformas, el alemán se ha vuelto una lengua más feminista. En […]
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