Un tanque de guerra en Ámsterdam

Desde hace varios días está este tanque en exhibición en una plaza del centro de Ámsterdam. Todos los que pasamos por ahí no podemos evitar detenernos un momento a mirarlo, con su aspecto de bicho raro, como de animal prehistórico. Es un objeto feo, estrambótico, que no casa dentro del ambiente plácido del lugar a esas horas del día. Todo el mundo le saca fotos, claro. La mayoría de nosotros no ha visto nunca un tanque de guerra de verdad, solo en las películas. Y este en particular, tiene una carga política fuerte.

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Las incertidumbres de la Historia

Un comentario a propósito de Lessons, la última novela de Ian McEwan.

Un gran inconveniente de la muerte es que te saca de la historia. Te has pasado la vida siguiendo los acontecimientos del mundo, y de repente es como si la película se parara y quedara la pantalla en negro. Este es el tipo de reflexiones que se hace hacia el final de su vida Roland Baines, el protagonista de la última novela de Ian McEwan, Lessons*. La muerte nos excluye de la narración histórica. Cuando uno se muere se queda sin saber qué va a pasar después.

No me propongo hacer una reseña de este libro, hay muchas y muy buenas en Internet. Solo me interesa destacar un aspecto crucial de la narración: cómo los sucesos mundiales dan forma a la vida y a los recuerdos de la gente. McEwan usa sin duda muchos elementos autobiográficos para componer al personaje de Baines. Ambos nacen en Inglaterra en 1948 y tienen una infancia comparable. Al reflexionar sobre la vida particular de un individuo (Baines), el narrador reflexiona sobre el periodo histórico que le ha tocado vivir, desde el final de la Segunda Guerra mundial hasta la pandemia.

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La desigualdad y las guerras aumentan la temperatura del planeta

Foto tomada en una calle de Roma en 2018, por John Moeses Bauan – Unsplash —

Vivimos en un mundo profundamente desigual. Casi mil millones de personas no tienen acceso a la electricidad. Esa misma cantidad se ha calculado para las personas que no cuentan con baños y deben defecar y orinar en el monte o en las calles. Casi un treinta por ciento de la población mundial no tiene acceso a agua potable, y el doble de esa cifra está en contacto con agua de mala calidad, agua contaminada. No es difícil imaginar las consecuencias que tiene esta escasez para la calidad de vida de tanta gente. Sin agua y sin electricidad da igual que vivas de hecho en el siglo XXI porque la realidad es que tienes un estándar de vida más próximo al Medioevo.

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