Sobre ‘covfefe’ y otras erratas

covfefeLejos de mí querer decir algo bueno del señor Trump. El hombre que ha sacado del Acuerdo de París al segundo país más contaminador del mundo, por no mencionar sino uno de los muchos daños colaterales que le ha traído al mundo su presidencia. Pero si hay algo que estaría dispuesta a pasarle por alto al presidente es este asuntillo del covfefe, el error que se le coló en Twitter cuando aparentemente quiso escribir coverage.

Haciendo a un lado cuestiones como la de que es inadmisible que un presidente ande tuiteando a diestra y siniestra todo lo que se le ocurre y mucho menos a altas horas de la madrugada, haciendo a un lado el hecho de que este tuit pone una vez más en evidencia aspectos preocupantes de su personalidad, y varios etcéteras más, que arroje la primera piedra quien no haya cometido covfefes, y no una sino varias veces al día.

errata
Casasolaeditores.com

La manera como ha saltado la palabra covfefe al conocimiento público, literalmente de la noche a la mañana y a nivel global, y el hecho de provenir de quien proviene, debería ameritar que las academias de las lenguas de todo el mundo incluyeran este nuevo término para designar lo que hoy se conoce como typo en la lengua inglesa, y errata o lapsus en castellano. El lapsus cálami, que es el error que se comete al escribir, generalmente en un teclado. A partir de ahora se podría hablar de covfefes, con lo cual Trump habría hecho al menos alguna aportación útil a la humanidad.

istock
iStock

Como ahora nadie escribe a mano sino que todo se teclea, nuestros mensajes están plagados de covfefes. Cuando releo emails que he escrito, o que me han escrito, tengo que fruncir el ceño ante los frecuentes errores tipográficos que encuentro. ¿Por qué no lo revisé bien antes de mandarlo? Nos reprochamos. Sin embargo, en el próximo correo volveremos a incurrir en la misma negligencia. La razón de esto es que el email surgió en la vida moderna como un medio rápido de comunicación en el cual no se supone que haya que editar lo escrito. Estamos condicionados para poner el punto final y, clic, enviar. Un error tipográfico de Amazon fue responsable de la caída de varios servidores de internet el pasado mes de marzo.

AUTO CORRECT DISASTERS
MailOnline

Lo peor fue cuando los teléfonos inteligentes introdujeron la función de autocorrección, un supuesto avance tecnológico que lo único que consigue en la mayoría de los casos es poner patas arriba el error. Es decir, que no corrige la falta, sino que la enloquece.

No hay usuario de Twitter, y sobre todo de Whatsapp, en los que se teclea mucho más rápido de lo que se hace con el email, que no sepa de lo que estoy hablando. El mensaje simplemente se tipea y se manda porque de eso se trata, de la rapidez. Con el tuit siempre tienes la posibilidad de editar el texto en caso de que descubras enseguida el covfefe, cosa que no siempre sucede, porque los tuits avanzan rápido y el que acabaste de escribir ya puede estar fuera de visión en la pantalla. Trump no lo vio, y cuando lo vio, ya el mundo entero lo había visto.

Con Whatsapp no hay más remedio que escribir un nuevo app aclarando el error. Pero escribimos involuntariamente cada locura que es como para morirse de la risa. Cada vez que pongo el nombre de mi cuñada, que se llama Lenis, el corrector lo ‘corrige’ llamándola “Penis”. ¡Paciencia! El otro día que quería mandar un app a un chat de amigos holandeses del que hacía parte hace algún tiempo, escribí una frase en holandés que mi teléfono interpretó como: “Piece Jensen, het is lang Feldene dat sin Burt Patten”. Algo totalmente incomprensible.

trump-covfefe
winfuture.de

Todos estos son ejemplos de covfefes que se han vuelto parte de nuestra vida diaria y que no discriminan nivel educativo, ni clases sociales o políticas. Trump fue víctima de lo que todos somos víctima en los medios sociales todos los días. Sin embargo, mientras los seres humanos comunes y corrientes nos podemos permitir toda clase de covfefes y después hacer una broma, eso no le luce mucho a un presidente que tiene la autoridad de oprimir el botón rojo de la bomba nuclear. ¿Qué tal que puesto a jugar con los botones el presidente cometa un covfefe?

Para ver algunas buenas bromas sobre el tema en la prensa de estos días, abran este enlace de Verne en El País.

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