La Pasión según Brockes

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En Alemania está prohibido bailar el Viernes Santo. Tampoco se puede proyectar públicamente la película La vida de Brian, de Monty Python. Y durante la Semana Santa, hay una oferta enorme de programas de música sacra en iglesias y salas de conciertos para los que se quieran sentir a tono con el ambiente sacrosanto de la conmemoración de los últimos días de Jesucristo, su muerte y resurrección. Alemania es un país profundamente religioso.

En este país tengo la impresión de que los cristianos –protestantes de todas las variantes, y católicos– se toman la religión más en serio que en otras partes. Con más trascendencia. Mucha más que en países mayoritariamente católicos como España, Italia, y los países latinoamericanos.

GethsA pocas cuadras de mi casa en Berlín está la Iglesia de Getsemaní, Gethsemanekirche, sobre la Stargardestrasse, una de las calles más simpáticas del barrio. La iglesia es famosa por el rol que jugó en 1989 en los hechos que concluyeron con la caída del muro. Allí se refugiaban manifestantes perseguidos por la policía, y se reunían clandestinamente opositores al régimen de la Alemania oriental. Después de la caída del comunismo, Getsemaní se convirtió en centro de promoción de los derechos civiles. Pero la iglesia es famosa también por los buenos conciertos que organiza.

Este Viernes Santo, la Getsemaní presentó la Pasión de Brockes. La Historia de Jesús padeciendo y muriendo por los pecados del mundo, con música de Georg Philipp Telemann.

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¿Brockes?

BrockesA diferencia de ‘pasiones’ muy conocidas como la de San Mateo de Johann Sebastian Bach, en la que los solistas y el coro cantan los meros textos del evangelio, en la obra de Telemann se cantan los versos de Barthold Heinrich Brockes (1680-1747), un poeta alemán que se propuso cambiar la forma tradicional del oratorio añadiéndole poesía, descripciones y reflexiones con un tono, según algunos críticos de la época, poco convencional.

Eran los tiempos de La Ilustración, el Siglo de las Luces, y la poesía de Brockes no escapó al espíritu más racionalista y reflexivo de los años que corrían. La suya fue una mirada contemporánea a la tradición evangélica.

En la Pasión de Brockes, el evangelista, que no es una figura bíblica sino un poeta, narra líricamente eventos sacados de los cuatro evangelios sobre el sufrimiento y la muerte de Jesús. Las figuras clave de estos, Jesús, Pedro y Pilatos a veces dialogan (con arias) entre ellos, mientras el coro declama (con himnos) pasajes que dan voz a la multitud. Brockes además introduce nuevos personajes, como María, (hay un precioso dueto entre María y su hijo) que tradicionalmente no aparece en las pasiones, e incluso personajes ficticios, como la Hija de Zion, Caifás, uno de los líderes de la conspiración que logra la muerte de Jesús, y las almas creyentes.

A pesar de las críticas, el texto de Brockes llegó a ser muy popular en la Alemania barroca del siglo XVIII. Muchos de los grandes compositores de ese entonces le pusieron música, como Georg Friedrich Händel, cuya Pasión de Brockes está considerada como la mejor, e incluso hoy se interpreta más que la de Telemann.

La interpretación coral estuvo a cargo de la Academia de Canto de Berlín, una institución que existe desde 1791, y del Coro del Estado y la Catedral de Berlín, la institución musical más antigua de la ciudad, cuyos orígenes se remontan a 1465. Da gusto enterarse de estas cosas, aunque no tengan importancia.

Gethsemani2¡Qué mejor manera de terminar una Semana Santa que oyendo buena música, además en una iglesia como la Getsemaní, cargada de historias recientes de protesta y resistencia política! Cuando el Sanedrín decide la muerte de Jesús, y el coro entona con fuerza varias veces, “Er hat den Tod verdient!”, Él merece morir, llenando las voces todo el recinto de la iglesia, no puede uno evitar pensar en las oraciones rogativas que organizaba Getsemaní en 1988 para pedir por los detenidos, por la gente que estaba siendo torturada por la Stasi.

Un detalle curioso: a diferencia de otras pasiones en las que Judas es cantado por una voz fuerte, un bajo, aquí Judas es una contralto, una mujer. ¡Vaya!

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