El Búnker de Berlín y la Colección Boros

220px-Bunker_Berlin-2Cuando le preguntaron al millonario alemán Christian Boros por qué escogió un búnker para albergar su colección de arte contestó, “porque era lo que parecía más imposible”.

Bunker3Quizás una de las cosas buenas de ser millonario es que uno se puede proponer imposibles… y realizarlos. Efectivamente, no cualquiera puede permitirse adquirir un auténtico búnker de la Segunda Guerra mundial construido en el sector de Mitte, en pleno centro de Berlín. La maciza construcción que compró el señor Boros, cuyas paredes de hormigón armado tienen más de dos metros de espesor fue diseñada en 1941 bajo la dirección de Albert Speer, el arquitecto estrella de Hitler, como refugio antiaéreo. Según nos informa la guía del museo, lo construyeron trabajadores forzados en solo cuatro meses.

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Plano del búnker

La primera vez que uno pasa desprevenidamente por el enorme edificio cuadrado y simétrico sin saber que se trata de un búnker, llama la atención el hermetismo que trasmiten los muros de concreto, las minúsculas ventanas, que hacen pensar más en las almenas de un castillo que en ventanas propiamente dichas, y sobre todo las marcas de los disparos sobre la piedra. Muchos de estos disparos se habrían producido en 1945, al final de la guerra, con la entrada del ejército rojo en la ciudad. Desde entonces y hasta 1949 los soviéticos ocuparon la edificación utilizándola como centro de reclusión para los presos de guerra.

A comienzos de los años cincuenta la guerra ya era cosa del pasado. Edificios concebidos con algún objetivo militar como este búnker ya no tenían razón de ser, y su uso fue cambiando según cambiaban las prioridades del momento. Así, primero lo transformaron en almacén de textiles, después en bodega para guardar frutas tropicales, para lo cual era muy apto debido al fresco y sombra que garantizaban todo el año las paredes gruesas de la edificación. Por eso los berlineses del Este comenzaron a llamarlo el ‘búnker banana’.

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Imagen de BIT (Berlin ist Techno)

Con la reunificación de las dos alemanias el búnker de la Reinhardtstraße volvería a dar otro inesperado giro en la historia de su uso. Primero se volvió sede de las fiestas techno que se pusieron de moda en Berlín a comienzos de la década de los noventa. El búnker llegó a ser considerado el club más duro del mundo (este enlace lleva a un video). En esos años también fue usado como escenario para obras de teatro, ferias eróticas (Sexperimenta), y extravagantes fiestas de Año Nuevo. En 1996 hubo una exhibición de arte y una fiesta ilegal sado masoquista. Hasta que el municipio decide cerrarlo y así permaneció hasta 2003 cuando el millonario y coleccionista de arte Christian Boros lo compró no solamente con el fin de poner su colección sino como lugar de residencia propia.

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Realarchitektur.de

La historia contemporánea de la ciudad podría reconstruirse a partir de las transformaciones que ha sufrido una construcción icónica como es el Búnker de Berlín. Desde la guerra más sangrienta de la historia de la humanidad a la Alemania próspera del presente. A juzgar por el boom de la vida artística que se conoce hoy en Berlín, este búnker no podía terminar de otro modo sino como galería de arte. Lo exótico es que haya terminado también como penthouse de un millonario, algo que también obedecería a la lógica del proceso de gentrificación por el que atraviesa Berlín desde hace unos años. El que puede pagar (y hay muchos) compra y reconstruye a su gusto en los mejores sitios de la ciudad. Ni los búnkers están a salvo.

A los coleccionistas les gusta por lo general mostrar lo que poseen. Christian Boros no es una excepción y por eso, una vez estuvo el búnker reconstruido a su gusto e interés abrió sus puertas al público. No es fácil entrar. Hay que hacer reservación para una visita guiada, y esta se puede demorar varios meses. Pero una vez allí te dices que bien ha valido la pena esperar.

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distanz.de

En estas épocas de mega exhibiciones que atraen a millones de personas que entran a los museos, no tanto porque les interese el arte expuesto sino por el marketing alrededor de éste, exposiciones grandes y rápidas que los museos planean para tres o cuatro meses porque hay que reponerlas pronto por otra gran exposición y así sucesivamente, la colección Boros se caracteriza por ir en sentido contrario. Sus exhibiciones están planeadas para durar varios años. La primera muestra estuvo de 2008 a 2012. La actual es la segunda muestra y estará abierta hasta 2017. Para cada muestra, Herr y Frau Boros seleccionan una pequeñísima parte de su enorme colección de arte moderno, que está guardada en depósitos, y la ponen en exhibición en los diversos espacios del búnker. El efecto es impresionante.

Los Boros han logrado convertir el búnker en sí mismo en una obra de arte. Parte del encanto de la visita es estar dentro de esos espacios cerrados por espesos muros. El color del concreto y el diseño de las escaleras hace pensar que estás en un dibujo de Escher. No todas las obras que se pueden ver en la muestra actual son interesantes, pero a todas, el espacio les confiere un realce especial. Muchas de ellas, de exhibirse en un lugar más convencional perderían buena parte de su atractivo.

Pero algunas son grandiosas en sí mismas. Como el Tree (2009/10) de Ai Weiwei, que es una colección de piezas de alcanfor ensambladas para componer un enorme árbol.

Bomb Shelter Displays Ai Weiwei’s Tree, Kate Moss’s Broccoli
Photographer: Noshe/Boros Sammlung via Bloomberg

O la impresionante instalación del artista argentino Tomás Saraceno, Flying Garden/Airport City/32SW (2007), arquitectura y ciencia ficción.

Saraceno

O Forst (2010) del alemán Michael Sailstorfer, que es una enorme rama invertida que gira constantemente creando círculos en el suelo.

Forst

Photograph by Katy Hamer

Mientras tanto los visitantes no ocultan su curiosidad sobre la vida de los propietarios de las obras, el señor y la señora Boros, que viven en la parte más alta de la construcción a la que se accede por un ascensor al que los visitantes no tenemos acceso. Desde abajo, en la calle, se ve que el penthouse está rodeado de jardines y árboles que hace imaginar la amplitud, la elegancia y el buen gusto de la residencia de estos millonarios que se han permitido lo ‘imposible’.

Bueno, si alguien está pensando viajar próximamente a Berlín, el búnker es sin duda un sitio único para visitar. Y no olviden que hay que reservar con anticipación.

 

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4 comentarios

  1. Excelente post… es bueno que el tema del Holocausto se tenga «siempre» bien presente… en mis años de universidad hice un seminario sobre Genocidio y estudiamos básicamente la Shoah/holocausto… es un tema desgarrador… pero, desde esos momentos generé una total empatía con las víctimas- si bien no soy judía- como si lo fuera de alguna forma… como si cualquiera podría ser víctima…
    Te recomiendo una serie llamada Auschwitz si tienes Netflix… es excelente.
    Un abrazo. Aquileana ⭐

    Le gusta a 1 persona

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