Los trucos de la realidad digital

Foto de Markus Winkler – Unsplash —

Se dice que no hay nada nuevo bajo el sol. Que lo que sucede hoy ya ha sucedido muchas veces en el pasado. Que lo que se escribe ya se ha escrito, lo que se piensa ya ha sido pensado. Y la única novedad, si es que la hay, estaría en la forma, en la manera como se dice, como se expresa, como se presenta una idea, una imagen, cualquier creación.

Sin embargo, esto podría estar dejando de ser verdad en los tiempos que corren. Es decir, en estos tiempos en los que ya no se sabe lo que es verdad. La tecnología hoy es capaz de innovar con la mentira de manera sin precedentes.

Tomemos como ejemplo la famosa frase bíblica, “Ver para creer”, que habría dicho el apóstol Tomás cuando le contaron que Jesucristo había resucitado al tercer día de haber sido crucificado. Tengo que ver primero la señal de los clavos en sus manos para creer, habría dicho el santo. Y la vio, entonces creyó. Una escena como esta es menos evidente en estos tiempos de encuentros digitales. Tiempos en los que no podemos tener la certeza de que lo que vemos es verdad.

Foto de Mika Baumeister – Unsplash

Cualquiera que tenga una cuenta en una red social en Internet habrá tenido alguna vez la experiencia de recibir peticiones de contacto con personas que aparecen en la web con una cara y un currículo completamente normal, y sin embargo una pequeña búsqueda nos llevaría a encontrar que tal persona no existe. Que esa chica con la pinta más normal del mundo, hasta podría ser mi vecina, físicamente no existe. Hay millones de personas no existentes circulando por la red. Son personas inventadas (por alguien o por algo) pero a las que vemos en la pantalla, y por eso creemos que son verdaderas.

Cuántas veces no habremos recibido un vídeo en el que se hace alguna denuncia, una crítica, un ataque frontal, una acusación, una burla, una ridiculización, una grosería (por alguna razón los contenidos son casi siempre perniciosos), un vídeo con toda la apariencia de ser real que al poco se revela como falso. Mientras tanto, varios millones de personas en el mundo lo habrán tomado como real y no se han enterado (o no han querido enterarse) de que no lo es. Y no solo se inventa gente, también animales, toda clase de objetos, casas y apartamentos por los que los incautos que buscan vivienda pueden resultar pagando la primera cuota. Esto se ha vuelto tan ‘normal’, que “hay tutoriales en Internet para crear vídeos falsos”. Cualquiera puede aprender en un dos por tres a hacer trucos digitales.

Visuals – Unsplash

Con lo cual, la famosa máxima de Tomás el incrédulo, en la era del fake se cambiaría en: “Ver y no creer”. No siempre podemos confiar en lo que vemos… por Zoom.

También puede suceder que el vídeo difundido en las redes sea verdadero. Por ejemplo, las imágenes de un político acosando sexualmente a una mujer o a un menor. Pero gracias a que hoy no se puede confiar en lo que se ve, el político siempre podrá aducir que la escena era fake.

Un buen ejemplo de las trampas digitales fue lo sucedido la semana pasada en Holanda cuando dos parlamentarios sostuvieron una conversación con Leonid Volkov, un conocido colaborador del disidente ruso encarcelado, Alexei Navalny. Una entrevista con un representante de Navalny es de gran interés para cualquier parlamentario occidental debido a la situación del principal opositor de Putin. Supongo que por eso la aceptaron. Poco después se conocería que la imagen de Volkov con la que hablaron los holandeses no era verdadera, sino que era la obra de dos bromistas rusos que acostumbran hacer chistes contra los oponentes del Kremlin utilizando tecnología deepfake, por la que se reemplaza una cara por otra y se la hace decir cualquier cosa.

El Volkov verdadero a la izquierda, el falso a la derecha – Twitter.com/rihardkols

Por fortuna ya existen maneras de comprobar si una imagen es falsa o no. Basta con pedirle a la persona en la pantalla que realice algunos movimientos, como levantar un brazo, pasarse la mano por la cabeza. Al parecer las imágenes falsas no son capaces de hacer estas cosas. Por ahora. Pues no tardarán lo tecnólogos digitales dedicados a perfeccionar los trucos en crear imágenes capaces de replicar cualquier movimiento del cuerpo.

Las falsas verdades han existido siempre, pero nunca han corrido a la velocidad con la que corren hoy por la redes que todos tenemos las 24 horas del día al alcance de los sentidos. No estamos preparados para el engaño. Nuestra primera reacción cuando vemos y escuchamos a alguien es aceptar lo que dice como verdad. Seguimos como Tomás, viendo y creyendo. Incluso ahora cuando la verdad se ha vuelto tan fácilmente manipulable.

Imagen de Manolo Chretien – Unsplash

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