Todos los días quisiéramos dormir un poquito más. Abrir los ojos, mirar el despertador en la mesita de noche y desear que no fuera tan tarde para poder quedarnos más tiempo en la cama. Bueno, hoy es el único día del año en que esto es posible. Esta mañana mi reloj marcaba las 8:30, pero yo sabía que eran las 7:30. Hora de invierno. ¡Qué delicia, una hora más de sueño! Continuar leyendo «Cambio de hora, un atentado al biorritmo de los seres humanos»
