¿Año nuevo vida nueva?

Sobre el optimismo, el pesimismo y todo lo contrario.

Con el cambio de año aparecen toda clase de análisis y reflexiones sobre los sucesos del año que termina y los posibles sucesos a venir en el año que comienza. La gente se desea “feliz año nuevo” porque espera que lo que viene va a ser, deberá ser, bueno. Incluso mejor. Pues siempre se espera lo mejor. Nadie espera lo malo. La gente teme lo malo, pero no lo espera. Y si lo malo se anuncia y parece irremediable, entonces esperamos un milagro.

Un columnista del diario El País de España publicó una lista de datos positivos con 45 buenas noticias para empezar 2025 con optimismo. Pues en estas épocas pesimistas, en las que domina un discurso de desgracias —el clima se calienta aceleradamente mientras siguen aumentando las emisiones de gas carbónico; se hunden las democracias; resurge el fascismo y toda clase de modelos autoritarios, etc., etc.— y de escenarios apocalípticos, se necesita de verdad una buena dosis de optimismo para seguir adelante.

De acuerdo. Sin embargo, hasta el optimismo aparentemente más realista tiene sus límites. Varias de las ‘cosas buenas’ que señala el mencionado columnista parecen tan traídas de los cabellos que nos surge la duda sobre si habla en serio o nos está tomando el pelo. Por ejemplo, dice que en 2024 se observó que el 36 % de las españolas mayores de 65 años juegan con videojuegos. Y esto sería bueno porque quiere decir que este grupo importante de ancianas ahora se divierte. Estaría mejorando la calidad de vida de los mayores. Pero, objetaría un pesimista, ¿se podría deducir de esto que entonces una parte considerable de las españolas de la tercera edad jugando en la soledad de sus apartamentos es hoy más feliz que antes?

Foto de Nick Fewings, en Unsplash

Hay que tener cuidado con los optimistas. En su último libro, el filósofo Byung-Chul Han, que no es precisamente un hincha del optimismo, dice que el optimista es alguien convencido de que “todo saldrá bien”. “El optimista desconoce el futuro como un campo de posibilidades porque entiende el futuro como un campo a su disposición. El optimista no cuenta con lo inesperado…, se limita a confiar pasivamente”.

El pesimismo no sale mejor parado en el universo byung-chulhano. Dice que este es solo el reflejo inverso del optimismo, y ambas condiciones son sustancialmente iguales. El pesimista, al igual que el optimista, vive también en un tiempo cerrado. Ambos creen que no se puede modificar el curso de los acontecimientos. Ambos son igual de fatalistas. Por las 45 ‘buenas noticias’ que da el artículo mencionado, un pesimistas sería capaz de ofrecer una lista el doble de larga con ‘malas noticias’. Y tendría igualmente razón.

Los pesimistas piensan que los optimistas son personas ingenuas, o se hacen los ingenuos para pasar bien el rato, haciendo primar sus fantasías felices en vez de afrontar la dura realidad. Los optimistas por su parte ven al pesimista como una figura amargada, triste, derrotada. El optimista, con ninguna o muy poca argumentación racional, espera que por alguna razón inexplicable, por arte de magia o por la gracia de Dios, las cosas salgan finalmente bien. El pesimista, basándose en datos científicos y en estadísticas que revelan el mal curso de los acontecimientos, se sienta a esperar lo peor.

Yo creo que, en el fondo, el optimista es un pesimista reprimido que no se atreve a confesarse que lo es, porque está mal visto serlo. No está bien esperar que sucedan cosas malas. La gente te mira con tristeza y con enojo si les cuentas que este año probablemente va a haber más inundaciones, más incendios, más muertos, más guerras, y otras desgracias por el estilo. Y en el fondo, el pesimista es un optimista reprimido, pues aunque espera que las cosas empeoren, quiere estar equivocado, y lo que más desea es que mejoren.

Mientras el optimista visualiza a ancianas españolas felices jugando Angry Birds, el pesimista ve solo a unas lamentables viejecitas tratando de distraer su soledad apretando el mando de las consolas.

Así, ni el optimismo a toda costa ni el pesimismo ayudan en nuestras proyecciones hacia el futuro. Byung-Chul Han en su último libro propone en cambio apelar a la esperanza, y la define como una intensidad que se genera ante la negatividad de la desesperación. La esperanza es un potencial utópico, habita en el futuro. Han cita a Nietzsche cuando dice que “la esperanza es como un embarazo, un estar esperando el nacimiento de lo nuevo”. Lo que no dice Han, y tampoco dijo Nietzsche, es que este es un embarazo permanente. El embarazo de un bebé que nunca nace.

Esperemos que 2025 sea mejor que 2024. Que se acaben las guerras en Ucrania y en Gaza; que se haga la paz en Sudán y en todos los lugares donde hoy se desarrollan conflictos sangrientos. Esperemos que se reduzcan las emisiones de gas carbónico (en 2024 aumentaron); que se reduzca la extracción de energías fósiles; que disminuyan los índices de violencia machista, el uso de pesticidas nocivos en la agricultura y la deforestación; que se regeneren las zonas degradas por la explotación minera…, y tantas cosas buenas más querríamos esperar para 2025.

Y bueno, me temo que para ello solo contamos con el embarazo eterno de la esperanza.

Foto de Belinda Fewings, en Unsplash

4 opiniones en “¿Año nuevo vida nueva?”

      1. Querida Amira,

        Este anno mis felicitaciones fueron «Fuerzas para nuestras batallas», pues la Felicidad inmaculada de peliculas se me pintaba como una quimera. Yo que me considero muy optimista he tenido que apelar a la esperanza(en Dios en mi caso) con más fuerza que nunca. Pero tu artículo me hizo reflexionar y tambien reir . La comparación del pesimismo y optimismo, está genial y retrata vivencias personales con pesimistas. Un abrazo inmenzo y un 2025 esperazador, con muchas ocurrencias de eventos felices para ti.

        Le gusta a 1 persona

        1. Entiendo bien tu referencia a la «fuerza para nuestras batallas». Ojalá que este año sí sea el año del cambio en tu país. Y ya que la Felicidad con mayúscula parece que no existe, aprovechemos al máximo todos los momentos felices que se nos presenten. Un abrazo.

          Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.