
Desde hace más de un siglo las salas de cine son parte vital de las ciudades. Nos alegramos cuando abren un nuevo cine en el barrio. De repente la calle se enriquece. Los afiches grandes con las caras de las actrices, los actores, los anuncios de las nuevas películas, aunque no sean de neón, la fila de gente esperando a que abran las puertas. Y adentro el olor a popcorn (que no a todo el mundo le gusta pero a mí sí). Así también, el cierre de un cine es motivo de tristeza. Continuar leyendo «El Colosseum de Berlín – Cuando un cine muere»
