Muerte dulce

— Foto de Brian Wangenheim, en Unsplash —

La desdramatización de la muerte. Como en el Día de los Muertos.

Morir es una de las cosas más normales que les suceden a todos los seres vivos, y sin embargo los humanos tenemos por costumbre hacer todo un drama alrededor de la muerte. El tema es incluso tabú en algunos contextos. Pocas veces pensamos en que el problema de la muerte no es, o no debería ser, la propia muerte, porque los muertos no sienten nada, sino la de los otros. Por el dolor que nos causa.

Por fortuna, hay casos en los que la muerte no es un hecho tan dramático. Ahí está el Día de los Muertos. Pero tuve que pensar en esto especialmente el otro día leyendo en la prensa un artículo sobre una anciana de noventa y pico de años que pidió ser eutanasiada. Algo legal en los Países Bajos. Después de hacer todos los trámites de rigor, a la señora le aprobaron la eutanasia y le dieron fecha de ejecución. Sí, ejecución. No con el sentido de ajusticiamiento, sino de cumplimiento. Pero como en el país estaban próximas a realizarse las elecciones, la señora pidió unos días de aplazamiento de la eutanasia para tener la oportunidad de votar. Por supuesto, le contestaron.

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Morirse no es nada del otro mundo

Euthanasia, conceptual artwork. Getty Images
Euthanasia, conceptual artwork. Getty Images

Algo positivo –a mi modo de ver- que se desprende de los debates sobre el tema de la eutanasia que tiene lugar desde hace años en algunos países del mundo occidental es que poco a poco la gente parece estar familiarizándose con la muerte. En el buen sentido, es decir, viéndola con menos aspavientos, como lo que siempre ha sido, algo obvio, algo habitual, algo que tarde o temprano ocurre porque en fin, morirse no es nada del otro mundo. “No temo dejar de ser pues es igual a que si no hubiera comenzado”, dice Séneca en una de sus Cartas a Lucilio. Continuar leyendo «Morirse no es nada del otro mundo»