La respuesta del árabe a ‘El extranjero’ de Camus

daoudMeursault, contre-enquête – Kamel Daoud (Reseña de libro)

En busca de la identidad del árabe

Una de las cosas que más me gusta hacer cada vez que voy a Francia es entrar a las librerías a ver qué novedades hay en las mesas de obras de ficción. La última vez entré con un título concreto en mente. Unas semanas antes había leído en la sección Livres del periódico Le Monde la reseña de la novela Meursault, contre-enquête del escritor argelino Kamel Daoud, una variación a propósito de la obra de Albert Camus, L’étranger.

El extranjero fue la primera obra francesa que leí directamente en esa lengua cuando mi nivel de francés ya era suficiente como para leer de corrido. Era lectura obligatoria en la clase de francés, y es quizás la novela francesa más leída en el mundo. El libro se lee con facilidad. Camus usa una lengua muy precisa, de frases breves que economizan cualquier exceso. Frases contundentes, como la de su famoso comienzo: “Aujourd’ hui, maman est morte”.

Es un libro desconcertante. Lo habré leído después tres o cuatro veces más, así como muchas páginas dedicadas a entender a Monsieur Meursault, el extranjero. Que ahora un autor argelino escriba su propia versión del extranjero desde la perspectiva del árabe asesinado es una idea sin duda irresistible.

“Aujourd’ hui, M’man est encore vivante”. Así comienza la obra del argelino Kamel Daoud escrita en un estilo a la Camus. No tanto el Camus de El Extranjero como el Camus de La Caída (La Chute), desde una voz en primera persona que se lamenta, que se queja, una voz sórdida a causa de un mal acumulado por años.

De los muchos análisis que leí alguna vez sobre El extranjero creo que nunca me encontré con el tema de la influencia de la colonización francesa del norte de África en esta obra de Camus. El análisis existencialista explicaba a un Meursault ajeno a su contexto histórico y social. Es decir, esta no es la historia de un colonizador francés en la Argelia ocupada de 1942 (año en que se desarrollan los hechos) que asesina a un (árabe) colonizado. Para la visión existencialista Meursault es el extranjero por excelencia: extranjero de la sociedad, toda sociedad. La indiferencia del personaje hacia la muerte de la madre, la indiferencia hacia el crimen que no habría cometido de no haber sido por ese sol enceguecedor de las dos de la tarde en Argelia, la indiferencia hacia el proceso que terminará con su condena a la guillotina se imponen sobre la indiferencia del autor Albert Camus, el colonizador pied-noir para quien la población autóctona (los argelinos) apenas existen como entes sin particularidad y sin nombre. La víctima del libro de Camus no tiene nombre, aparece en la obra nombrado veinticinco veces siempre como ‘el árabe’, este es su único atributo. Fuera de eso no sabemos nada de él.

Pues bien, con su contre-enquête (nueva investigación) el escritor argelino quiere ahora darle otra mirada a la actitud del personaje Meursault, y de paso a la del escritor Camus, dos figuras de la colonia. Su novela no es un ataque literario ni mucho menos, de hecho la obra de Daoud es un homenaje a la inmensidad de la novela de Camus. Pero han pasado más de 50 años desde que Argelia se independizara de Francia. Estos son otros tiempos. Tiempos en los que los árabes tienen nombre propio y hay que decirlo. Con este libro Daoud abre una puerta que Camus ni siquiera sabía que existía.

Esto es lo que hace Haroun, el narrador en primera persona (un anciano) que cuenta con amargura la historia de su hermano Moussa, asesinado por un tal Meursault una tarde de agosto de 1942. El árabe tenía nombre: Moussa. Hay también una mamá en la historia de los dos hermanos argelinos. La mamá nunca logró recuperarse de la muerte de Moussa, el hijo mayor, descargando sobre el menor, Haroun, el malestar por el hijo perdido.

Haroun y su mamá nunca encuentran el cadáver de Moussa. Una vez muerto el árabe en el libro, Camus se olvida de él, ya no le sirve. Ni siquiera lo presenta como cadáver. Pero además, en el libro Meursault ni siquiera es condenado a muerte por el asesinato del árabe. Ni siquiera eso. Meursault es condenado por la indiferencia hacia su propia madre. El proceso que le hicieron sirvió para juzgar más a un hombre que no había llorado el día del entierro de su madre que a un hombre que había matado a un árabe. Este desprecio del árabe es insoportable para Haroun. En L’étranger, que es supuestamente la historia de un crimen, la víctima (el árabe) no tiene ni nombre, ni cara, ni palabras. Haroun/Daoud corrigen esta falta.

“Árabe”, reflexiona Haroun. “Nunca me he sentido árabe. Es como la negritud que no existe sino por la mirada del blanco”. La mirada del francés colonizador despojaba a los argelinos de aquel entonces de sus atributos, convirtiéndolos en nada más que parte del paisaje.

Haroun se lamenta por su hermano «muerto en un libro» porque el crimen se cometió en un libro. La novela de Daoud se desarrolla así en un espacio ficticio que es el resultado del diálogo de dos ficciones que pertenecen a ámbitos distintos. La imaginación de Camus es interpelada por la imaginación de Daoud. Pero también, con esta obra el intelectual argelino de hoy le hace un reclamo al intelectual francés de la colonia. Un reclamo y un homenaje porque poco a poco vamos descubriendo que Haroun, un personaje con un currículo propio, es también un nuevo Meursault.

Yo no sé si los profesores de francés recomiendan todavía a sus alumnos la lectura de L’étranger. De ser así, ahora podrán sugerirles también que lean esta versión argelina de Meursault que ha venido a hacerle compañía. Extranjeros por excelencia.

Hace unos días cuando leía esta novela me enteré de que en Francia un hombre de nacionalidad argelina resultó muerto en circunstancias extrañas cuando era transportado al aeropuerto Charles de Gaulle para ser deportado a Argelia. Según este buen artículo que encontré en internet sobre el asunto la noticia pasó casi desapercibida en Francia. La nota dice también que en Francia los políticos de todos los partidos miden su éxito según el número de inmigrantes irregulares (los extranjeros de estas épocas) que puedan deportar. Los cientos de africanos sin cara, sin nombre, sin identidad que a diario se ahogan en el mar tratando de alcanzar las costas europeas son la evidencia de que a pesar de que hace tiempo terminó el régimen colonial el árabe de Meursault todavía existe.

5 opiniones en “La respuesta del árabe a ‘El extranjero’ de Camus”

  1. Pienso que la actitud de Camus era justamente esa: visibilizar la invisibilidad del árabe y denunciar la mirada francesa hacia un «otro» arrojado a la inexistencia. Es preciso no confundir el autor con el narrador. Muy bueno el artículo.

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    1. Me parece interesante tu interpretación de Camus, pero no estoy muy segura de estar de acuerdo contigo. Aunque Camus, como intelectual, filósofo y escritor era una figura interesante, era también un hombre de su tiempo, los años de la colonización francesa.

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  2. Descubro el blog con esta reseña precisa y concisa, que me ha dado ganas de volver a leer ‘El extranjero’ y, por supuesto, de descubrir esta novela ‘vis-à-vis’ de Daoud. Enhorabuena por la calidad del blog y por la pertinencia de la escritura.

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