El peligro de volar, el misil contra el jet de Malaysia Airlines, e Igor ‘el Terrible’

Malaysia_Airline_Shot_Down_01El avión no es mi medio preferido de transporte. Pero muchas veces no hay otra opción. Cada vez que voy sentada en un avión a diez kilómetros de altura y a velocidades de varios cientos de km por hora, hay momentos en que inevitablemente se me pasan por la cabeza imágenes de situaciones catastróficas que podrían presentarse. Fallas técnicas, el piloto se vuelve súbitamente loco, una zona de turbulencia extrema nos proyecta hacia abajo, un choque con otro avión por error de las coordenadas, y otras por el estilo. La última vez me imaginé que nuestro avioncito era golpeado súbitamente por un enorme trozo de metal proveniente de la basura espacial que hemos ido abandonando en la órbita del planeta. Pero nunca se me había ocurrido hasta ahora que mi avión sería atacado por un misil de guerra. Bueno, a partir de ahora tendré en mis próximos viajes una imagen catastrófica más en el repertorio.

Viéndolo bien, no es tan descabellado que un avión civil resulte atacado «por error»  o no desde tierra. Hay tantas armas con esta capacidad en tantas partes del mundo, tantos fanáticos en poder de ellas, y tantos poderes dispuestos a ayudar a esos fanáticos, que lo raro es que algo como el ataque del 17 de julio al avión de Malaysia Airlines no hubiera sucedido antes. Ahora solo falta que esto les sirva de inspiración a algunos extremistas y el asunto se ponga de moda.

Destruir en el aire una enorme nave de pasajeros inocentes no es poca cosa. Este hecho abre sin duda un capítulo nuevo en las ya bastante bruscas relaciones entre las potencias occidentales y Rusia.  Por el momento se trata de identificar con certeza al culpable. Todas las sospechas apuntan a un actor concreto, los separatistas prorrusos. Pero, qué tan implicado en la acción estuvo el Gobierno ruso es la pregunta clave a esclarecer y lo que determinará el futuro de las relaciones con Rusia, y de paso el rumbo de la historia de la humanidad.

igor_shooter_flagIgor el Terrible

En medio de las especulaciones y conjeturas muy pronto surgió como posible malhechor un nombre concreto, el de un comandante ruso  con el apodo de  Igor el Terrible. Buscando en internet, en algunos medios he encontrado su nombre como Igor Vezler, en otros aparece escrito como Bezler, pero la mayoría de las veces aparece como Igor Strelkov (que le gusta apretar el gatillo; también se ha traducido en español como ‘terrible’). Su verdadero nombre es Igor Girkin, coronel de los servicios de inteligencia del ejército ruso y agente directo del Kremlin destinado a comandar las fuerzas prorrusas en el este de Ucrania.

Según una nota de prensa de YahooNews que se basa en datos del servicio de seguridad de Ucrania (en inglés aquí e incluye un video), el comandante Igor habría aparecido en un video poco después del estallido del avión diciendo, “El avión fue alcanzado. Miren esos puntos negros, son pedazos volando…”. Girkin habría dicho también en un twitter que desapareció de la red: “Se lo advertimos, no sobrevuelen ‘nuestro cielo’”. La nota periodística trae también varias fotografías del ‘terrible’ comandante, como esta que reproduzco en esta entrada.

Todavía no está claro si este hombre es o no el cerebro detrás del ataque al avión, pero su nombre ya ha comenzado a hacer carrera en el mundo occidental como uno de los grandes criminales de los años que corren. Por sus características, este comandante ruso podría pasar a convertirse en la nueva celebridad mundial de la guerra y el terrorismo. Pasaría a engrosar la lista de los grandes villanos del mundo, hoy llena sobre todo de nombres árabes pero de la que alguna vez hicieron parte criminales de guerra tristemente famosos por los excesos de su fanatismo  como Radovan Karadzic, Slobodan Milosevic o Ratko Mladic.

Un ruso nacionalista, además agente del Kremlin, es el villano perfecto en un imaginario ambientado en la guerra fría. Un detalle clave más que ayudaría a hacer a Igor más odioso: para la prensa rusa de derecha Igor es un héroe, alguien que no duda en sacrificar su vida por la causa rusa.

Aunque la guerra fría terminó oficialmente hace muchos años, entre los dos bloques nunca se superaron completamente las rencillas. En occidente los únicos que ‘confían’ en Putin son las grandes empresas interesadas en hacer buenos negocios con los rusos. Y los hacen. Pero, ¿podrán las potencias occidentales mantener este precario equilibrio por razones económicas después del sangriento incidente? El conflicto en Ucrania ya no es solo regional, con el derribo de un avión comercial por un arma de guerra el conflicto se globalizó involucrándonos a todos.

De llegarse a probar con seguridad -algo bastante improbable de que suceda- que este comandante ruso fue el cerebro de la catástrofe, lo ideal sería que Putin lo reconociera y lo sometiera a la ley internacional. Es decir, que termine ante el Tribunal Penal Internacional en La Haya…, no muy lejos de donde viven los familiares y amigos de los tantos holandeses que murieron en el ataque. Un gesto así restablecería sin duda la confianza de occidente en el actual Gobierno ruso. Lamentablemente, también esto es bastante improbable que suceda.

Dicen que el avión es el medio de transporte más seguro. Las estadísticas lo confirman. Pero el impacto psicológico que dejan las catástrofes aéreas no tiene comparación.

 

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